Paisaje
Para liberarme de tu nocividad he partido,
En un viaje sin retorno por los laberintos macabros de mi subconsciente,
En busca de normalidad y cordura que me contengan.
En el ascenso a las bajas cumbres que he de hacer hogar,
Me detengo por el hedor de aguas estancadas
Y te veo.
De cenizas cubierto el firmamento,
Una procesión de gemidos, resbaló de tus labios
Cercenando el canto de las golondrinas – carneros;
Se pudre ahora tu carne, derramada en la tierra
Junto a un estanque de pétrea figura,
Gélidos tus huesos que lo inundan,
Verde húmedo el musgo que le trepa,
Irrelevante mi presencia, suspendida entre espinas
Abrazando amenazante el paisaje.
De mis entrañas desgarradas,
Encuentro ahí tendidas desnudas falacias.
Sazonadoras de tus mal ávidas caricias,
Esas que sangraron mi imagen
Alcanzando orgasmos en los flagelos de mi mente,
Ajando mi confianza, desluciendo mis sueños...
Empantanada en la emulsión pasta de tus lágrimas
Y arcilla, arranco los cabellos de mis sienes y
Arrojo con ellos el deslizar de tus manos.
A la tormenta emergente alzo los brazos,
Esperando que me jale de una vez la ventisca
Y me arranque de esta intoxicante permanencia.
